
“El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa, está al mismo nivel del que no sabe pensar” (Pericles)
Conceptualización y Principios de la Oratoria
La oratoria es el arte de conmover, deleitar y persuadir, por medio de la apalabra, inflexiones de voz y otros recursos.
Así, se entiende como el dominio de la expresión oral están muy ligados a la historia d Roma y al desarrollo de su literatura. La oratoria pública era, en la vida política de la República romana, un instrumento esencial para conquistar el prestigio y poder en el Senado, en las asambleas ciudadanas, en los tribunales...que se fue perfeccionando con la influencia griega.
Las cinco facultades que debe dominar todo buen orador son:
- Inventio: Búsqueda de argumentos apropiados.- Dispositio: Colocación de estos argumentos en las partes del discurso.
- Elocutio: elección de la forma elegante de expresar las ideas.
- Actio: Modulación de la voz ademanes y gestos del orador para resultar persuasivo.
- Memoria: capacidad de retener todos los argumentos.
Y las partes de las que debe constar un discurso son:
- Exordium (introducción): parte inicial del discurso en la que se intenta captar la atención del auditorio y se presenta someramente el asunto del discurso.
- Narratio (narración): exposición de los hechos.
- Argumentatio (argumentación): defensa de los argumentos a favor o refutación de los posibles en contra.
- peroratio (conclusión): recapitulación de los puntos más importantes e invocación a los oyentes con el fin de conmoverlos.
Principios de la Oratoria
LA ELOCUENCIA: El abogado debe ser elocuente tanto cuando escribe como cuando habla. El buen escribir permite el buen hablar Se
requiere de mucho ejercicio. LA ELOCUENCIA ES EL ALMA QUE ALIENTA Y DA VIDA
AL CUERPO DE LA ORATORIA.
Elocuencia deriva del verbo
latino “eloquor” que significa hablar clara y distintamente,
manifestar nuestros
pensamientos por medio del
lenguaje. Actualmente se ha convertido en el talento de persuadir. Sin instrucción y conocimientos
adecuados del asunto a tratar.
No puede haber oratoria. La Oratoria
viene ser el ropaje, la forma exterior
de las ideas.
GRAMÀTICA.
Para la oratoria,
el conocimiento de
la Gramática es básico.
Esto le permite evitar las incorrecciones en el empleo de ciertos
verbos irregulares, en
la acentuación de
las palabras, en el empleo de ciertos plurales en que cambia la acentuación de las
palabras..
En el fluir
de
las ideas es donde concentrará su atención el orador ya que si
la preocupación sobre
el fondo del discurso se ha de agregar la minuciosa valoración previa de cada palabra, la actividad intelectual pierde intensidad y en la frase
dicha descubre su aire vacilante. De gran utilidad
será el conocimiento de los sinónimos
que permitirá repetir
o insistir en la misma idea variando con
habilidad las palabras sin cansar
al auditorio.
LÒGICA.
Muy importante
para el Informe
Forense, porque la LÓGICA es la ciencia
analítica de las operaciones del entendimiento
humano y se ocupa de la FORMACIÓN REGULAR
DE LAS IDEAS, JUICIOS y RACIOCINIOS para llegar seguramente a la consecución de la verdad.
El Derecho
es una ciencia constituido por una serie de principios fundamentales de carácter abstracto y universal, que en cada Informe se
han de desenvolver hasta la
última consecuencia aplicable. El Derecho pone de manifiesto
los fundamentos de la
Defensa y la Lógica le da la GUÍA para aprovecharlos y en el método y coordinación
de sus razonamientos.
La Lógica
es
la disciplina que enseña
a formar los
juicios con exactitud
y precisión
a considerar cada objeto bajo todos sus
puntos de vista y discernir todas sus relaciones; a desenvolver su composición y analizarla; a
caracterizar los hechos y deducir sus efectos y consecuencias ; a deducir lo verdadero de lo falso; la certeza de la probabilidad. De modo que los conceptos y
reglas lógicas son LA LUZ QUE
HA DE CONDUCIR AL ORADOR EN LA INVESTIGACIÒN Y CALIFICACIÒN DE LAS IDEAS
que han de entrar en su obra. Finalmente, que la Lógica es
de arquitectura total de la inteligencia, el método
ordenador
del
informa, sometido a una
racional armonía,
incluye también la abstracción,
la generalización, la inducción, la división, la demostración.
DIALÈCTICA.
La Dialéctica es el tipo
cierto y seguro para calificar
y comprobar la verdad sobre toda clase de ideas o hechos. Ya ARISTÒTELES
nos decía que la esencia de la Oratoria es la Dialéctica. Es la PALANCA
MOTRIX DEL CONVENCIMIENTO y a la vez
el arma fuerte con que el
orador se ha de dirigir,
al ánimo judicial para persuadirlo y el escudo
invulnerable con que puede ser frente
a los tiros sofísticos.
EXPOSICIÒN.
El orador puede exponer los hechos de la materia de
litis, sin descender a menudencias inútiles,
y al mismo tiempo debe de animar su exposición haciendo uso
de figuras o imágenes
sencillas y valiéndose de periodos cortos. No olvidar que las
cuestiones en el foro se fundan ordinariamente en hechos que conviene
exponer con exactitud
y recordando las circunstancias fundamentales, al hacer mención de las pruebas de la otra parte debe
efectuarse con verdad pues las consecuencias don desastrosas cuando se descubre el engaño sino
ya en toda la exposición forense. El
Orador ante los jueces debe
hablar, repetirnos, con la verdad.
MODO.
Es conveniente mostrar siempre
algún grado de calor en defensa de la causa. El abogado representa a su cliente y habla en nombre de éste. Por consiguiente
no debe
mostrarse frío o indiferente al defender intereses que se han confiado a su capacidad
y su talento. Pero esto debe
hacerse con cierta
dignidad, con cierta
prudencia económica, con
discreta oportunidad
y según lo reclame la naturaleza.
Las pasiones en el orador se
dirigen a convencer
o a
mover las voluntades. Las
Primeras son más moderadas
y las segundas son
más vehementes. Cuando
examinamos una verdad, sentimos un vivo placer en descubrirla y en comunicarla a los demás, nos apasionamos
de
ella,
y
pretendemos que
los
que nos oyen
se penetren íntimamente de
la misma. Si a esto se
agrega la gloria del triunfo sobre el entendimiento de
los demás nuestro interés
se aumenta y se aviva nuestro deseo
de comunicar nuestro convencimiento a los que
nos oyen o a quienes nos dirigen.
En consecuencia, hay sentimientos que nacen de la convicción o instrucción, y que
son de agrado si se consigue nuestro deseo
y de
desagrado, si se conoce y sufre la privación de ella. En dicho sentimiento no
es reprochable que
el orador
en el foro al momento
de su exposición, muestre cierto
grado de animación y calor
o emoción.
CONOCIMIENTO.
El abogado
debe tener un conocimiento profundo de su profesión. Ninguna otra cosa es de tanta
importancia para èl ni merece tanto un estudio serio y fundamental. Por sobresaliente que sea en la oratoria, si pasa por superficial en el conocimiento de las leyes y de las jurisprudencias, habrá pocos
que quieran confiarle
la defensa de sus intereses Además debe tener
una
visión integral y
profunda
del caso que se le encomienda y para lo cual cuidara que cuando el cliente le cuente
su caso , no haya
testigos de dicha conversación a los fines de que dicho cliente hable con toda libertad
y no oculte nada que pueda ser de alguna utilidad
para la defensa del caso. Al respecto
habría que tener en cuenta
lo que CICERON recomendaba:
1.- Objetar el relato del cliente como si fuera
la parte contraria para
que así pudiera verse
mejor la fuerza de los argumentos
a esgrimirse.
2.- Sopesar todos los hechos conforme
a su
criterio, como el juez podría plantearlo y como lo defendería el
abogado contrario sólo así se forjaba un amplio y verdadero
conocimiento de la materia de
litis.
CAUSAS JUSTAS.
El abogado debe tratar de aceptar lo
que considera como “causas justas”, y lo
cual le valdrá una
buena reputación que
a su
vez le permitirá un mayor grado de credibilidad ante los
jueces o tribunales
que
lo escuchen. Caso contrario,
al aceptar casos injustos notorios, pierde niveles de credibilidad ante los juzgadores y lo que se pueda reflejar negativamente en la sentencia misma.
HABLAR EN PÙBLICO.
Una
de las cuestiones que atrae a los jóvenes
que emprenden la carrera de abogado,
es la posibilidad de hablar en
público y brillar en dicho ejercicio.
Naturalmente que ello requiere de
muchas condiciones,
algunas adquiridas, otras que da la propia naturaleza.
Pero para quién no tiene condiciones
oratorias les podemos decir que se puede ser abogado sin ser
orador, pero no
se puede
ORADOR FORENSE sin ser abogado. Es decir que la abogacía permite niveles dentro de los
cuales puede desempeñarse
el estudioso de ésta carrera sin
que ello afecte lo esencial: EL SER ABOGADO.
Para adquirir la perfección en la elocuencia se requiere tener una gran dosis de Juicio
y talento, se requiere
tener imaginación viva, memoria fiel, aspecto
agradable, voz clara, pronunciación correcta,
acción noble, confianza plena y gran facilidad de hablar.
Las cuatro últimas cualidades pueden adquirirse con
los preceptos del arte y con un
largo ejercicio, las demás, son dones
de la naturaleza, que el arte puede
perfeccionar, pero no puede suplir. Pero además se requiere trato de mundo y
estudio, mucho estudio.
Antes de que emprenda la gran
tarea de poder hablar en
público es indispensable enriquecer
nuestro espíritu con la LECTURA
DE BUENOS AUTORES y particularmente de los originales de la CIENCIA DEL DERECHO.
Saber lo que dijeron y pensaron los grandes
del pensamiento Jurídico. Asimismo el trato con las personas
cultas y la lectura de las mejores
obras de la actualidad.
Pero como
decíamos anteriormente, en
la carrera del foro hay puestos honrosos para
todos los talentos. Moderadamente
se habla del abogado de los
tribunales y del abogado del bufete.
Este último
que
estudia el caso y le aplica las LEYES,
DOCTRINA O JURISPRUDENCIAS más concordante.
LA IMPROVISACIÒN.
El objeto de la elocuencia forense es el CONVENCIMIENTO. Su
principal mira es
mostrar lo verdadero y por lo tanto debe dirigirse al juicio y a la razón. Esta es la
ELOCUENCIA JUDICIAL. Frente a ello surge la IMPROVISACIÒN como un móvil reflejo
de la naturaleza íntima del hombre.
Aquello que es la vida del discurso como el pensamiento es su alma; viene a ser
el arma familiar de los
que emplean la palabra como su instrumento de poder y de convencimiento.
La improvisación
es flexible a todas las
expresiones del sentimiento, austera y a veces grave, y a veces rápida y suave, sencilla,
natural, fecunda, otras veces es tórrida, se
estremece y conmueve tocando las fibras del sentimiento. La
improvisación es la más bella de las
manifestaciones
de
la inteligencia; es el talento
que mejor sabe subyugar
los ánimos.
El abogado que escribe
lo
que va
a
decir,
sólo
camina
con
andadores; el que
improvisa no lleva trabas. El abogado que improvisa tiene sobre el
que escribe la
misma ventaja que un hombre en
automóvil respecto de
otro a pie.
Una LUCHA FORENSE es un cambio animado de ideas. Un abogado habla y el juez y el abogado contrario escuchan atentamente el curso de sus palabras. En vez de la palabra, poned de abogado en la mano un discurso escrito, y se acaba su poder. El
juez conserva cierta desconfianza del que
por
medio de un manuscrito se inspira de
tibias emociones. Su atención necesita fijarse por medio de los sentidos. Requiere que el orador tenga los
ojos fijos en el juez o
miembro del tribunal, que las miradas de ambos se encuentren.
Es negativo tener delante una máquina de
lectura. Se requiere
de una
PERSONA
QUE HABLE
Y EXPRESE POPR
MEDIO DEL
GESTO,
DEL
ACENTO Y DE LAS MIRADAS, la vida que lo anima,
una persona que diga la verdad por que en ella esta la
fuerza de la expresión.
FIN.
La elocuencia
se propone convencer, persuadir, conseguir
en fin un objeto; pero halla obstáculos que necesita destruir. En tal caso debe, según sea necesario, hablar con
rapidez, con fuerza para ejercer su imperio, para imprimir profundamente en las almas
los sentimientos que pretenden comunicar. Unas veces se
comienza con animación y otras con calma y tranquilidad. Pero es la forma que traduce el pensamiento y el
pensamiento que es mejor expresado cuanto mas cuidadoso es la forma. Para ello se
requiere utilizar lo que se llama las FORMULAS ORATORIAS o sea el discurso previamente escrito en sus partes esenciales para
que aprendido bien, posteriormente
la expresión oral sea fluida y convincente.
TRANSICIONES
Son los aspectos brillantes del discurso, los adornos tonos, matices y
descansos de la elocuencia. Pero es fundamental que las partes del discurso se hallen
juntas, en forma que parezca algo no forzado, natural.
Así el discurso surge como
un todo pleno, creado y no construido. Pero como se
pueden enseñar
estos
secretos de la elocuencia
sino es escuchando
y
tratando con los
célebres.
Estúdiense continuamente dichos discursos y
así se podrán apreciar como ideas
de engarzan, se desarrollan por si mismas y con libertad, adquiriendo aquella sencillez y belleza
que cautiva y que domina.
Es necesario observar
atentamente la manera
de
desarrollarse las ideas,
como
surgen las mismas del alma del que habla, como
son representadas y adquieren carácter
inteligible, comprensible.
Así, podremos no solo percibir un conjunto de ideas,
sino que descubriremos como
procede la mente de un pensador y asistimos también,
en cierto
modo, a la operación
interior
del
espíritu, al trabajo íntimo
de
donde surge la elocuencia.
IDEAS.
El desarrollo
de las ideas en el intelecto
del que habla se observa
por el tiempo que se emplea en seguir los periodos los cuales no se producen todos con la misma rapidez.
El periodo
que expresa un sentido nuevo, se desarrolla más
lentamente, que el que es
una consecuencia inmediata del anterior,
también se aprecia por el movimiento correspondiente a la acción del intelecto. El hombre piensa, duda, desecha, elige, comprende, interroga, responde. Todos estos movimientos son operaciones
de su espíritu. Todas estas modificaciones diversas del pensamiento, modifican también la
LA ELOCUENCIA: El abogado debe ser elocuente tanto cuando escribe como cuando habla. El buen escribir permite el buen hablar Se
requiere de mucho ejercicio. LA ELOCUENCIA ES EL ALMA QUE ALIENTA Y DA VIDA
AL CUERPO DE LA ORATORIA.
Elocuencia deriva del verbo
latino “eloquor” que significa hablar clara y distintamente,
manifestar nuestros
pensamientos por medio del
lenguaje. Actualmente se ha convertido en el talento de persuadir. Sin instrucción y conocimientos
adecuados del asunto a tratar.
No puede haber oratoria. La Oratoria
viene ser el ropaje, la forma exterior
de las ideas.
GRAMÀTICA.
Para la oratoria,
el conocimiento de
la Gramática es básico.
Esto le permite evitar las incorrecciones en el empleo de ciertos
verbos irregulares, en
la acentuación de
las palabras, en el empleo de ciertos plurales en que cambia la acentuación de las
palabras..
En el fluir
de
las ideas es donde concentrará su atención el orador ya que si
la preocupación sobre
el fondo del discurso se ha de agregar la minuciosa valoración previa de cada palabra, la actividad intelectual pierde intensidad y en la frase
dicha descubre su aire vacilante. De gran utilidad
será el conocimiento de los sinónimos
que permitirá repetir
o insistir en la misma idea variando con
habilidad las palabras sin cansar
al auditorio.
LÒGICA.
Muy importante
para el Informe
Forense, porque la LÓGICA es la ciencia
analítica de las operaciones del entendimiento
humano y se ocupa de la FORMACIÓN REGULAR
DE LAS IDEAS, JUICIOS y RACIOCINIOS para llegar seguramente a la consecución de la verdad.
El Derecho
es una ciencia constituido por una serie de principios fundamentales de carácter abstracto y universal, que en cada Informe se
han de desenvolver hasta la
última consecuencia aplicable. El Derecho pone de manifiesto
los fundamentos de la
Defensa y la Lógica le da la GUÍA para aprovecharlos y en el método y coordinación
de sus razonamientos.
La Lógica
es
la disciplina que enseña
a formar los
juicios con exactitud
y precisión
a considerar cada objeto bajo todos sus
puntos de vista y discernir todas sus relaciones; a desenvolver su composición y analizarla; a
caracterizar los hechos y deducir sus efectos y consecuencias ; a deducir lo verdadero de lo falso; la certeza de la probabilidad. De modo que los conceptos y
reglas lógicas son LA LUZ QUE
HA DE CONDUCIR AL ORADOR EN LA INVESTIGACIÒN Y CALIFICACIÒN DE LAS IDEAS
que han de entrar en su obra. Finalmente, que la Lógica es
de arquitectura total de la inteligencia, el método
ordenador
del
informa, sometido a una
racional armonía,
incluye también la abstracción,
la generalización, la inducción, la división, la demostración.
DIALÈCTICA.
La Dialéctica es el tipo
cierto y seguro para calificar
y comprobar la verdad sobre toda clase de ideas o hechos. Ya ARISTÒTELES
nos decía que la esencia de la Oratoria es la Dialéctica. Es la PALANCA
MOTRIX DEL CONVENCIMIENTO y a la vez
el arma fuerte con que el
orador se ha de dirigir,
al ánimo judicial para persuadirlo y el escudo
invulnerable con que puede ser frente
a los tiros sofísticos.
EXPOSICIÒN.
El orador puede exponer los hechos de la materia de
litis, sin descender a menudencias inútiles,
y al mismo tiempo debe de animar su exposición haciendo uso
de figuras o imágenes
sencillas y valiéndose de periodos cortos. No olvidar que las
cuestiones en el foro se fundan ordinariamente en hechos que conviene
exponer con exactitud
y recordando las circunstancias fundamentales, al hacer mención de las pruebas de la otra parte debe
efectuarse con verdad pues las consecuencias don desastrosas cuando se descubre el engaño sino
ya en toda la exposición forense. El
Orador ante los jueces debe
hablar, repetirnos, con la verdad.
MODO.
Es conveniente mostrar siempre
algún grado de calor en defensa de la causa. El abogado representa a su cliente y habla en nombre de éste. Por consiguiente
no debe
mostrarse frío o indiferente al defender intereses que se han confiado a su capacidad
y su talento. Pero esto debe
hacerse con cierta
dignidad, con cierta
prudencia económica, con
discreta oportunidad
y según lo reclame la naturaleza.
Las pasiones en el orador se
dirigen a convencer
o a
mover las voluntades. Las
Primeras son más moderadas
y las segundas son
más vehementes. Cuando
examinamos una verdad, sentimos un vivo placer en descubrirla y en comunicarla a los demás, nos apasionamos
de
ella,
y
pretendemos que
los
que nos oyen
se penetren íntimamente de
la misma. Si a esto se
agrega la gloria del triunfo sobre el entendimiento de
los demás nuestro interés
se aumenta y se aviva nuestro deseo
de comunicar nuestro convencimiento a los que
nos oyen o a quienes nos dirigen.
En consecuencia, hay sentimientos que nacen de la convicción o instrucción, y que
son de agrado si se consigue nuestro deseo
y de
desagrado, si se conoce y sufre la privación de ella. En dicho sentimiento no
es reprochable que
el orador
en el foro al momento
de su exposición, muestre cierto
grado de animación y calor
o emoción.
CONOCIMIENTO.
El abogado
debe tener un conocimiento profundo de su profesión. Ninguna otra cosa es de tanta
importancia para èl ni merece tanto un estudio serio y fundamental. Por sobresaliente que sea en la oratoria, si pasa por superficial en el conocimiento de las leyes y de las jurisprudencias, habrá pocos
que quieran confiarle
la defensa de sus intereses Además debe tener
una
visión integral y
profunda
del caso que se le encomienda y para lo cual cuidara que cuando el cliente le cuente
su caso , no haya
testigos de dicha conversación a los fines de que dicho cliente hable con toda libertad
y no oculte nada que pueda ser de alguna utilidad
para la defensa del caso. Al respecto
habría que tener en cuenta
lo que CICERON recomendaba:
1.- Objetar el relato del cliente como si fuera
la parte contraria para
que así pudiera verse
mejor la fuerza de los argumentos
a esgrimirse.
2.- Sopesar todos los hechos conforme
a su
criterio, como el juez podría plantearlo y como lo defendería el
abogado contrario sólo así se forjaba un amplio y verdadero
conocimiento de la materia de
litis.
CAUSAS JUSTAS.
El abogado debe tratar de aceptar lo
que considera como “causas justas”, y lo
cual le valdrá una
buena reputación que
a su
vez le permitirá un mayor grado de credibilidad ante los
jueces o tribunales
que
lo escuchen. Caso contrario,
al aceptar casos injustos notorios, pierde niveles de credibilidad ante los juzgadores y lo que se pueda reflejar negativamente en la sentencia misma.
HABLAR EN PÙBLICO.
Una
de las cuestiones que atrae a los jóvenes
que emprenden la carrera de abogado,
es la posibilidad de hablar en
público y brillar en dicho ejercicio.
Naturalmente que ello requiere de
muchas condiciones,
algunas adquiridas, otras que da la propia naturaleza.
Pero para quién no tiene condiciones
oratorias les podemos decir que se puede ser abogado sin ser
orador, pero no
se puede
ORADOR FORENSE sin ser abogado. Es decir que la abogacía permite niveles dentro de los
cuales puede desempeñarse
el estudioso de ésta carrera sin
que ello afecte lo esencial: EL SER ABOGADO.
Para adquirir la perfección en la elocuencia se requiere tener una gran dosis de Juicio
y talento, se requiere
tener imaginación viva, memoria fiel, aspecto
agradable, voz clara, pronunciación correcta,
acción noble, confianza plena y gran facilidad de hablar.
Las cuatro últimas cualidades pueden adquirirse con
los preceptos del arte y con un
largo ejercicio, las demás, son dones
de la naturaleza, que el arte puede
perfeccionar, pero no puede suplir. Pero además se requiere trato de mundo y
estudio, mucho estudio.
Antes de que emprenda la gran
tarea de poder hablar en
público es indispensable enriquecer
nuestro espíritu con la LECTURA
DE BUENOS AUTORES y particularmente de los originales de la CIENCIA DEL DERECHO.
Saber lo que dijeron y pensaron los grandes
del pensamiento Jurídico. Asimismo el trato con las personas
cultas y la lectura de las mejores
obras de la actualidad.
Pero como
decíamos anteriormente, en
la carrera del foro hay puestos honrosos para
todos los talentos. Moderadamente
se habla del abogado de los
tribunales y del abogado del bufete.
Este último
que
estudia el caso y le aplica las LEYES,
DOCTRINA O JURISPRUDENCIAS más concordante.
LA IMPROVISACIÒN.
El objeto de la elocuencia forense es el CONVENCIMIENTO. Su
principal mira es
mostrar lo verdadero y por lo tanto debe dirigirse al juicio y a la razón. Esta es la
ELOCUENCIA JUDICIAL. Frente a ello surge la IMPROVISACIÒN como un móvil reflejo
de la naturaleza íntima del hombre.
Aquello que es la vida del discurso como el pensamiento es su alma; viene a ser
el arma familiar de los
que emplean la palabra como su instrumento de poder y de convencimiento.
La improvisación
es flexible a todas las
expresiones del sentimiento, austera y a veces grave, y a veces rápida y suave, sencilla,
natural, fecunda, otras veces es tórrida, se
estremece y conmueve tocando las fibras del sentimiento. La
improvisación es la más bella de las
manifestaciones
de
la inteligencia; es el talento
que mejor sabe subyugar
los ánimos.
El abogado que escribe
lo
que va
a
decir,
sólo
camina
con
andadores; el que
improvisa no lleva trabas. El abogado que improvisa tiene sobre el
que escribe la
misma ventaja que un hombre en
automóvil respecto de
otro a pie.
Una LUCHA FORENSE es un cambio animado de ideas. Un abogado habla y el juez y el abogado contrario escuchan atentamente el curso de sus palabras. En vez de la palabra, poned de abogado en la mano un discurso escrito, y se acaba su poder. El
juez conserva cierta desconfianza del que
por
medio de un manuscrito se inspira de
tibias emociones. Su atención necesita fijarse por medio de los sentidos. Requiere que el orador tenga los
ojos fijos en el juez o
miembro del tribunal, que las miradas de ambos se encuentren.
Es negativo tener delante una máquina de
lectura. Se requiere
de una
PERSONA
QUE HABLE
Y EXPRESE POPR
MEDIO DEL
GESTO,
DEL
ACENTO Y DE LAS MIRADAS, la vida que lo anima,
una persona que diga la verdad por que en ella esta la
fuerza de la expresión.
FIN.
La elocuencia
se propone convencer, persuadir, conseguir
en fin un objeto; pero halla obstáculos que necesita destruir. En tal caso debe, según sea necesario, hablar con
rapidez, con fuerza para ejercer su imperio, para imprimir profundamente en las almas
los sentimientos que pretenden comunicar. Unas veces se
comienza con animación y otras con calma y tranquilidad. Pero es la forma que traduce el pensamiento y el
pensamiento que es mejor expresado cuanto mas cuidadoso es la forma. Para ello se
requiere utilizar lo que se llama las FORMULAS ORATORIAS o sea el discurso previamente escrito en sus partes esenciales para
que aprendido bien, posteriormente
la expresión oral sea fluida y convincente.
TRANSICIONES
Son los aspectos brillantes del discurso, los adornos tonos, matices y
descansos de la elocuencia. Pero es fundamental que las partes del discurso se hallen
juntas, en forma que parezca algo no forzado, natural.
Así el discurso surge como
un todo pleno, creado y no construido. Pero como se
pueden enseñar
estos
secretos de la elocuencia
sino es escuchando
y
tratando con los
célebres.
Estúdiense continuamente dichos discursos y
así se podrán apreciar como ideas
de engarzan, se desarrollan por si mismas y con libertad, adquiriendo aquella sencillez y belleza
que cautiva y que domina.
Es necesario observar
atentamente la manera
de
desarrollarse las ideas,
como
surgen las mismas del alma del que habla, como
son representadas y adquieren carácter
inteligible, comprensible.
Así, podremos no solo percibir un conjunto de ideas,
sino que descubriremos como
procede la mente de un pensador y asistimos también,
en cierto
modo, a la operación
interior
del
espíritu, al trabajo íntimo
de
donde surge la elocuencia.
IDEAS.
El desarrollo
de las ideas en el intelecto
del que habla se observa
por el tiempo que se emplea en seguir los periodos los cuales no se producen todos con la misma rapidez.
El periodo
que expresa un sentido nuevo, se desarrolla más
lentamente, que el que es
una consecuencia inmediata del anterior,
también se aprecia por el movimiento correspondiente a la acción del intelecto. El hombre piensa, duda, desecha, elige, comprende, interroga, responde. Todos estos movimientos son operaciones
de su espíritu. Todas estas modificaciones diversas del pensamiento, modifican también la
expresión.
La convicción se
expresa con una
voz
firme, como si el
espíritu quisiera dar peso a aquello mismo
que le atormenta. La incertidumbre en el pensamiento
hace la voz débil y
vacilante; los pensamientos dudosos y tímidos no osan
producirse en alta voz. La expresión
de la actividad interior del espíritu
por medio de la voz, se basa
esencialmente en la simpatía del cuerpo y del espíritu producen movimientos del
espíritu producen movimientos
análogos en el cuerpo.
Entendemos por
espíritu a la realidad pensante en
general, el sujeto
de la representación con sus
leyes y su actividad propia, en cuanto se opone al objeto de la representación. Este es el sentido más general en el lenguaje filosófico
actual. Las modificaciones de esta expresión del pensamiento
determinan las transiciones y dan a conocer su
causa psicológica. Por el análisis reiterado se llega a descubrir este secreto. La primera
mirada que
fijamos en este discurso, sólo nos presenta un
conjunto en que todo se halla confundido, en que todos los elementos se mezclan se combinan en
un solo resultado infinitamente
complejo.
Es como un vasto circulo
en que no se distinguen los puntos.
Sólo se descubre que
gira y el pensamiento es aparentemente vago.
Pero cuando la reflexión ha dividido y segregado
las partes
aparece el arte, a quién puede interrogarse, aprovechar sus respuestas y reconocer leyes,
cuya existencia se nos ocultaba al
comienzo.
En consecuencia el artificio de las
transiciones se les debe estudiar con provecho en los modelos de
los grandes oradores,
en los discursos pronunciados y así se
podrá adquirir aquel arte por el cual cada parte
del
discurso procede del anterior, y se
enlaza con el que sigue.
ANÀLISIS Y SÌNTESIS.
Podemos decir
que el análisis y la síntesis son
las partes potenciales
del
espíritu humano. Por el análisis se determina las partes esenciales
de un discurso y por medio
de la síntesis reconstruimos
las partes del mismo para situar
en
sus
exactas
proporciones una exposición. ASÌ PODREMOS COMPRENDER MEJOR LO DICHO
YA QUE CAPTAREMOS LOS PENSAMIENTOS ESENCIALES, LAS IDEAS CLARAS
QUE
SE HAN MANEJADO.